En estos días existentes, con sus "sí", "no", "tanto" y "nada", hoy, sin embargo, pretendo el tedio. O mejor dicho, no pretendo el tedio, sino que él me pretende, y eso basta. Es una cuestión de horas secas, corroídas, pero con gustos nostálgicos. En verdad se termina produciendo el efecto contrario, porque creo descubrir que pensar en el tedio es revertirlo. Entonces es trágico (¿es trágico?), es trágico (no, no es trágico entonces) el costado aquel de las nociones dentro de cajas de azar dentro de más cajas. Es posible que sea decir demasiado, pero en lo que respecta a estas habitaciones sin tiempo, es regla. Siento que todo toma forma solo a partir del tiempo, en su fluir mecánico, como de danza. Se activa a menudo esa maquinaria pero con deficiencias, chirríos, grandes espasmos.
Pienso en robots, dos.
mz
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