lunes, 26 de febrero de 2007

Lo tengo en la punta de la médula

Lo tengo en la punta de la médula
lo he recuperado,
después de tantos ratos lentos:
es ese niño llanto
que por fin se descascara otoño
y se unta al fin con su propio espanto

Lo tengo en la punta de la médula
no he de olvidarlo
para no repetir algunas partes
como esa de haber estado todo paralítico
en mansión de madera balsa
donde habitaba un recuerdo
de ecos sin madre o padre
donde la redención se encuentra
en no esperar nada bueno de los años

¿Es un coso? ¿Es un algo?
¿Es una sustancia
o el hedor de un múltiple fracaso?
¿Son preconceptos, herejías solemnes
o simples llagas monásticas?

Lo tengo en la punta de la médula
y me pica
y no llego
con mis garras
a rascarlo
arrancarlo, morderlo, purgarlo
¡me irrita! quisiera no tenerlo tan encerrado

pero esta es la hora
porque ya lo tengo cercado
porque ya lo estoy extrapolando
estoy aplicando mecanismo psicofantásticos geniales como para mitigarlo
empleo montones de métodos infalibles que me enseñaron sin saberlo los sabios
pero estos son meros placebos porque la verdad es que ya no me rasco
y sobre todo no necesito ser lamido por las lenguas del asco
no necesito esa baba que aquieta el dolor de la herida de los santos
ni la lágrima vagina que hierve entretanto
pero tal vez sí necesite el llanto
un sollozo compartido con sólo mi carne, cosmo
que limpie aquí y allá lo tóxico del tiempo
que evangelice mi mirada plasma

mz

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