lunes, 6 de septiembre de 2010

Avizor

Este ojo avizor enorme, lleno de ceros y parajes tardíos.
Las nociones sobre lo básico del Febo.
Su pleno acervo crático,
despertado, pretérito,
moliente,
ensordeciendo a modo afónico las más malditas heces,
con un despliegue prismal en el que,
sorbiendo nichos,
me despliego
esporádico,
ausente,
solvente de mi propia cepa muerta de verles,
mordente de los pequeños salientes
estilos del sol, sal soliente;
así, noveno de los planetas,
se padecen estos fluidos inertes,
con los destellos apagados
de las cancerígenas mentes.

Nuevamente sigilo el cráneo
de los que apañan esas heces,
trepanado, trepanado,
impalpable, contingente.
Los entiendo como a los hongos,
plácidos, que se mecen
a sus muertas mareas
y a los desmudos ecos.

Entonces sobreviene:
el diseño del día,
el disgusto ajeno,
tarea autista,
se padece.

Lame la médula con pronta dislexia
pretendiendo de veras
una provocación al llanto
veraz, urgente,
sonando su sonaja
por los oscuros cerros,
buscando encallar pálido, ya lechoso,
en las mismas playas de su blabla, leche.

Entonces sobreviene:
el diseño del día,
el disgusto ajeno,
tarea autista,
se padece.
mz

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