martes, 13 de mayo de 2008

Mamues

A los lectores más bien ocasionales de este blog les cuento que voy a tocar este sábado, y les propongo que vengan a escucharnos. Va a estar bueno, una fecha para distender y disfrutar de sonidos varios y probables proyecciones.

MAMÚES
musicalizaciones instantáneas grupales de generación expontánea instrumentadas para seres humanos que observan imágenes proyectadas

Sábado 17 de mayo
21:00
Pungtwual

En el Centro Cultural Pachamama
Aragañaraz 22
(Estado de Israel y Pringles)

Entrada: 5 pecesitos ($$$$$)

Cómo llegar: pequeño mapita, click para agrandarlo



Mamúes son

Mario: guitarras con seis cuerdas, si las cuenta bien, de las que no necesariamente deben ir enchufadas
Juan: Bajo (pero de estatura media)
Miguel: toca teclas blancas y negras con los dedos
Facundo: Bombo Legüero et Pandeiro
Héctor: Guitarra eléctrica a pedal
Mariano: ejecuta percusión sobre elementos reciclados de esta, nuestra querida postmodernidá


Los que ya los escucharon dijeron:

"Es como estar adentro de un lavarropas"

"Me metieron un gol de mediacancha en la mente"

"Con cada nota demuestran que son hijos de Dios y que se lavaron las manos después de orinar"

"Los sonidos que producían anunciaban el fin de la eternidad pero, como lo hacían con actitud, a la vez a mí no me importaba ni medio"

"Los empezás a escuchar y cuando te querés acordar te faltan 1400 neuronas y la billetera"

"Pagaría hasta 5000 australes para tan sólo verlos"

"Es como si de repente el Triángulo de Bernal fuera el de las Bermudas y yo cerca en camisón, sonámbulo por Quilmes una madrugada"

"¡Cararrocas!"

viernes, 9 de mayo de 2008

Mamá es un pájaro

labial
sopla suena
cobriza
y zambullirse
en el descanso

padre de lo real
un teatro de lo evidente
entresueña
espejo
él, espejo
él, tijera
y centellea

pone mueca de sobra
una pesadilla de papel madera
no me voy a revertir
y tampoco necesito o quiero

atardece frío
sobre la baba barba
del que duerme
en el colectivo

disculpe mi dislexia
plena de ceros
y cortos

disculpe
mi mano izquierda
no sé si por si misma piensa
o si espera un tufo de lisiado
que la aliste para ser
espera

datos aproximados
tienden a la pena
al desgano
empujan a no enteder
el contexto
ni lo estudiado

que es la esfera

disculpe mi alergia
mis pieles que se sonrojan
ante la caricia falsa de las cosas
y mis estornudos
que hacen zarpar barcos
que enseguida se hunden

enero febrero marzo abril
luego persuación
intriga, avenimiento
y situaciones embarazosas
relacionadas con congojas
que cloquean dentro

sepan disculpar
todo en mí
como mi sombra que es como un desposeído
que no tiene hogar y duerme donde puede

mamá es un pájaro
que se aleja

viernes, 2 de mayo de 2008

La nariz es una flauta flema

Lectura de cactos. Importante recurso áspero.
Sensación táctil, llena de raspones y sangre.

Lemura, ¿es una tierra o un animal?
Si es animal, lo imagino montado por enanos.
Si fuera una tierra, sería lejana en el tiempo,
a barco de distancia
y por enanos gobernada.

Como decían las esporas a mi oído
“busca el fuelle que te infle los párpados”.
Como susurraban las esporas en oración
a los pelos nervios de mi nariz:
“hora de la alergia”. Diablos.

Entonces la mágica flema
crece y estimula el verde y agua.

Acariciando cactos frente a un espejo.
La mano, diversa de dedos
avisa a coro que sus dolores
no se reflejan.

Diapositivas de clase de ciencias naturales,
decoloradas por los años y las miradas,
ahora son proyectadas contra el paredón
de mi patio trasero.

Hay otras paredes, como las que contienen el mar.
En efecto, existe una playa siempre nublada
y desde su arena se eleva una muralla blanca
contra la que rompe el agua, casi sin salpicar
al otro lado.

Ahí es posible repasar pensamientos a diario,
es decir: enredarse. Encontrar figuras geométricas
de pesadilla o sueño, y canciones en reversa.
Ya casi no hay albatros.

En la arena encontramos muñecas, muñecos,
retazos, pedazos de juguetes, trozos de cosas.
Pero también cascarones gigantes de barcos
que alguna noche apagada de estrellas encallaron.
Fue en un sueño de agua, de esos que susurran de lejos.

Ya no encontramos nociones de santidad
ni en nuestros pies descalzos, ofrecidos a la luna,
llagados de caminar en la senda del bien
y por los caminos que llevan a las montañas sagradas.

Pero caminar, cabizbajo, es casi tan difícil
como respirar
y latir el centro.
Es que los nervios a veces son cadenas pesadas
que arrastran embarcaciones enteras
por desiertos.

Desperté de nuevo, o me dormí
sobre la baba caliente o fría.
Soy un caracol en un jardín.
Lo sé ahora, lo presentía,
siempre lo presentí
o lo supe
hasta en mi edad más tierna
cuando de susurro y lejanía era mi sueño,
lago estrellado en profunda oración,
murmurando algo al origen de los tiempos.
Amén.
mz