me figuraba esa cosmovisión
y se me venía encima la trisma
el espacio que me sonrodeaba
y ensordiciéndome
se me hipersensibilizaba
quiené
quine secrés
la cuarta línea de la voz
la palabra no deseada
el blablá del ganado
cuando me invade la náusea
elige el momento menguante
te esculpo con toda saliva
la fuente que por mil años sangra
de templo frío, vacío de gruma
saturado de blema, de ansia
buscando la felicidad plástica
que gimiente expuesta al sol
se me derrite en la cara
el pequeño numa, el aspirito
y los neuroconstrictores rugientes
la sonrisa de laberinto
de los pasmados reflejos insanos
traen socorno y festejan
el elevado azúcar de Ícaro
buscando en un desliz de la realidad
conejo y pato, rebuznes, caladas
detrás del mamut que vestido de traje
toma café y tiene el pecho abierto:
se le ve el motor aceitoso
y los certeros mecanismos chispeantes
pierde consejo en el viento
rápida y calmada como el río
aletargada casi ahogada
elude, elude, disfrunda
moehbio sin afuera ni adentro
invertebrado ido y vuelto
divagando tan nimio ceros
con esporas que se amargan al viento
llevan llanto y espera
traen al valle desperezo
certeza de la lenma
certera inunda recrea
corteza de la mente
abortado en cuanto al tacto
árbol neuro gimiente
sinceramente espantado
en la vereda crujiendo, apenas
y la salpicadura de charquito
mi pie descalzo se embarra
con el vértigo de los días
que siempre me repluma de penas
la cabeza de toro y su corbata
de sangre y su camisa muge
extiende su vida pasada
la mirada perdida porque rume
lame la alfombra y el ácaro
sobre todo ama a las pequeñas criaturas
que pican y comen hierpe
cuando el cráneo me recruje
mz